HazizHazi: Nuestro reto es buscar soluciones con las administraciones

Compartimos en castellano la entrevista a Haziz Hazi, publicada por el periódico GARA el sábado 1 de julio, también en naiz.eus.

(ver más apariciones de Haziz Hazi en medios)

“Eredu tradizionaletik kanpo ikasteko era asko dago; batzuk Haziz Hazin daude”. GARA, Nerea Goti, 01/07/2017. naiz.eus

“Nuestro reto es buscar soluciones con las administraciones, puesto que cada vez son más los centros que tienen lista de espera en cuanto se ponen en funcionamiento”

RUBÉN MÉNDEZ, PRESIDENTE ASOCIACIÓN HAZIZ HAZI

Rubén Méndez es el presidente de una red muy joven y que tiene grandes desafíos por delante, como dar a conocer los modelos educativos innovadores y recibir el reconocimiento oficial que necesitan.

Explica con claridad que en este mundo cambiante, se deben fomentar y alimentar el talento y la motivación por aprender, y que los modelos educativos innovadores serán los motores del cambio.

¿Qué es HazizHazi, qué proyectos educativos reúne y cuál es el eje de su oferta educativa?

Haziz Hazi es una red de educación, crianza y acompañamiento, que cubre todas las etapas vitales de aprendizaje, y que pretende aglutinar a todos los proyectos, familias, particulares y educadores que piensan que hay alternativas a la educación convencional y que es necesario caminar hacia un cambio de paradigma, en el que los objetivos y necesidades sean las de cada persona, familia o comunidad y no los que el sistema impone. En Haziz Hazi, primamos la felicidad, la autonomía, la experimentación, el desarrollo emocional, la capacitación y el contacto con la naturaleza.

La plataforma reúne a proyectos muy diversos y con metodologías mixtas, que no encuentran espacio en el sistema convencional, y que optan por desarrollar modelos propios para responder a las necesidades de familias y educadores. Se promueven los modelos no directivos, basados en el autodesarrollo y el juego, con entornos preparados y acompañados.

Nos unimos para compartir, impulsar y divulgar estos modelos. Reclamamos el espacio que demandan cada vez más familias, como en su día lo hicieron las Ikastolas, empezando con pocos recursos y complicaciones, en txokos y lonjas, convirtiéndose con el tiempo en un elemento tractor y renovador del sistema.

¿Qué edades tiene el alumnado que participa en estos centros y cuál es su implantación?

Sobre todo abarcan edades entre los 3 y los 6 años, pero el enfoque es global. En la red hay proyectos de crianza con acompañamiento familiar desde los primeros meses hasta colegios de primaria homologados. La barrera de los 6 años se produce por la falta de oferta homologada. Las familias y educadores se encuentran muchas complicaciones para abrir un centro o incluso para llevar adelante un proyecto educativo familiar alejado del modelo tradicional, incluyendo requisitos que no serían necesarios para este tipo de proyectos, complicando el acceso mediante categorías más flexibles como las escuelas rurales o las innovadoras. La concertación también es otro hándicap que complica la accesibilidad.

Nos encontramos ante el reto de buscar soluciones con las administraciones, fundamentalmente Gobierno Vasco y ayuntamientos, tanto en el aspecto de apertura legal, como el de aprovechamiento y facilitación dotacional, puesto que cada vez son más los centros que tienen lista de espera en cuanto se ponen en funcionamiento.

¿Cuáles son las diferencias frente al modelo tradicional?
(cuestión no publicada en euskera)

Los modelos de la red se basan en cuatro pilares, empezando por la confianza en las capacidades de los niños para desarrollarse por sí mismos. Sólo necesitan un entorno preparado para descubrir el mundo con amplitud y que les acompañemos para que desplieguen por sí mismos todo su potencial humano, sus capacidades y talentos. No se marcan contenidos, pautas, proyectos, objetivos, ni metas. Se libera a los niños de responder a expectativas. Y se les da el tiempo que necesitan para que cada uno realice su camino de descubrimiento y conquista, que son elementos multiplicadores de la autoestima. Los contenidos y la superación de fases e hitos, como la lecto-escritura, llegan por sí mismos de forma natural en estos contextos.

Hay que tener en cuenta que el auténtico aprendizaje, el que cala y perdura, es el que surge desde la motivación interior de la persona. Todo lo demás se diluye con el tiempo porque no implica emoción o no es la del niño. Nacemos programados para aprender y necesitamos explorar. Aprendemos a andar y hablar por nosotros mismos, y no debemos interrumpir ahí ese proceso de autodesarrollo.

El segundo pilar es el respeto. Cada niño tiene sus necesidades, ritmos, intereses, capacidades, motivaciones, talentos y limitaciones. El valor del error también es esencial, ya que es necesario para descubrir, experimentar, investigar y desarrollar nuevas soluciones creativas y audaces.

El amor incondicional es una clave fundamental. Los humanos somos extremadamente vulnerables en las primeras etapas y necesitamos sentirnos queridos para superarlas con plenitud. Si nos liberamos de juicios y etiquetas, si evitamos los castigos y las recompensas, aceptando a las personas como son y cómo sienten, acompañando las emociones con empatía, generamos las condiciones para un desarrollo más equilibrado y feliz.

Y el juego como el vehículo principal del aprendizaje en todas las etapas de la vida, siendo el propio interés de la persona el motor. Hay que recordar que los niños tienen derecho a jugar y a tener un desarrollo adecuado, a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta, como está reconocido desde 1959 en la Declaración de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.

Estos pilares acogen modelos educativos muy diversos. Desde las escuelas activas y bosque escuelas a los grupos de crianza, pasando por los nidos familiares e incluso la educación en familia o homeschooling. Cada uno tiene sus particularidades y sus fórmulas, y todos ellos están implantados en otros países con naturalidad, amparados por el marco legal. Su normalización sería una garantía de pluralidad y una respuesta adecuada a la demanda de un numero creciente de familias.

Los sistemas innovadores se ven con buenos ojos en la primera etapa de la escolarización, pero la preocupación llega con la ESO.

La percepción cambia observando que los proyectos de Haziz Hazi están muy cerca del modelo finlandés, con grandes coincidencias: Los educadores tienen pasión por su trabajo y amor por los niños. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y no hay pruebas estandarizadas. Se procuran jornadas lectivas más cortas y se da importancia al juego. Se impulsa la autonomía, el autoaprendizaje y la autoevaluación, y se valora la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización. Las familias se implican en apoyar y complementar la labor de la escuela.

El modelo clásico introduce contenidos en los cerebros como si fueran discos duros, o en su forma más depurada, modula la enseñanza directiva para hacerla más atractiva, y se paga con frustración, tensiones, pérdida de motivación y talento. Se fabrican “trabajadores estándar” para un presente que ya no existe y un futuro que está en constante cambio. Aplanamos la Campana de Gauss y nos olvidamos de que cada niño –cada persona-, es único y tiene un potencial enorme si somos capaces de comprenderlo, respetarlo y acompañarlo. Esto último es, en esencia, lo que hacen en Finlandia, y también lo podemos ver en las células de innovación educativa de Haziz Hazi en Euskadi.

Los modelos educativos se tendrán que adaptar a las necesidades de las personas, personalizando la educación, y también al mundo profesional que está en constante transformación. Ninguno de los dos ámbitos necesita títulos ni exámenes, si no desarrollo emocional, creatividad, talento, motivación, autonomía y capacidad. No importa lo que hayas cursado o que estudios hayas superado, lo que quiero saber es de qué eres capaz, qué talentos tienes y cómo puedes superar los retos e imprevistos que seguro se presentarán, y para los que nadie te puede preparar con antelación.

A Thomas Edison le expulsaron del colegio enviando una carta a su madre diciendo que su hijo no servía para estudiar. Efectivamente, no servía para que le enseñaran, necesitaba aprender más allá y no se adaptaba al modelo directivo. Caminó libre y llegó hasta el infinito. Esta es la realidad de miles de niños con cada uno de sus talentos y particularidades, porque la estandarización es la antítesis de la diversidad, el talento y la felicidad.

¿Es posible continuar en estos modelos educativos en la Educación Secundaria?

Sí es posible, y vemos cómo van surgiendo proyectos que lo materializan. Incluso la UPV en Leioa ha realizado desde 2015 proyectos piloto sin apuntes ni exámenes.

Lo que demandamos es pasar de las complicaciones artificiales actuales a las facilidades o salidas naturales, para que podamos dar respuesta a la necesidad de cada vez más familias y educadores por modelos más respetuosos e innovadores, a que colaboremos entre todos para que el sistema educativo vasco camine hacia una educación de vanguardia mundial. Y para eso, podemos fijarnos en el asombroso trabajo que se realiza a diario en los proyectos de la red Haziz Hazi, con un enorme esfuerzo y superando todo tipo de complicaciones económicas, de infraestructuras, logísticas y legales.

Algunos expertos resaltan que la felicidad se tiene que cuidar; ¿está esto relacionado con los modelos innovadores?

Es la esencia de este movimiento de cambio que se expande cada día con más intensidad. Recuperar la felicidad del momento y respetar el derecho de los niños a ser felices jugando, sin presiones ni objetivos ajenos a sus necesidades auténticas. Los niños viven el presente y los adultos lo estamos olvidando pensando en trabajar (y también en la falsa felicidad del consumir) siempre con la promesa de un mañana que quizás nunca llegue, o que cuando llegue haya cambiado tanto que no lo podamos disfrutar.

Cuando reflexionamos nos damos cuenta de que el placer y el sentido de la vida está en disfrutar de cada momento, de apreciar la belleza que hay en cada persona, en cada conversación, y también en desarrollarnos con lo que nos hace felices, que es lo que nos motiva a volcarnos sin medida en retos apasionantes.

Por eso es tan importante intervenir y acompañar con la medida necesaria pero precisa, la que sirva para cuidar y alimentar los procesos de autoaprendizaje de cada persona, que le llevarán a buscar la felicidad a lo largo de toda su vida, proyectándola a todas las personas que le rodean.

Sería emocionante que en Euskadi nos fijásemos el objetivo de incrementar la Felicidad Nacional Bruta trabajando en cultivar modelos de educación de vanguardia para recoger los frutos de un futuro mejor.

Ver publicación original en euskara.

 

 

 

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